Foto: Santiago Álvarez

Ya han pasado más de 3 meses desde aquella grave lesión de ligamento cruzado anterior y menisco externo de la rodilla derecha de David Fernando Lemos, en el partido de vuelta de la final de la Copa Águila 2018 ante Atlético Nacional en Medellín.

Lemos, en su momento, se resistió a pensar en dicha lesión e inclusive solicitó diversas opiniones para buscar respuestas en cuanto al diagnóstico. Finalmente la solución fue aceptar la situación y operarse 15 días después. Hoy el jugador se ve mucho más tranquilo y enfocado en su recuperación.

“Estoy muy bien, cada día que pasa nos vamos sintiendo mejor con la rodilla. Estamos en la fase 2 de 4, es decir, promediando la recuperación; vamos en etapa de fortalecimiento y experimentando cosas nuevas con la rodilla para ir ganando confianza”, aseguró el atacante de Orito, Putumayo.

“Estoy tranquilo, trato de no pensar en la lesión y simplemente disfrutar de las terapias con la mejor actitud. Obviamente me da un poco de guayabo cuando veo el equipo, pues me gustaría estar ahí y más ahora en torneo internacional, entonces se pone uno sentimental, pero de resto he tratado de estar fuerte mentalemente”, complementó.

Han sido lecciones de humildad, fortaleza y tenacidad experimentadas por el goleador del Once Caldas en todo el proceso. Hoy asegura con nostalgia que se debe disfrutar cada minuto de esta carrera porque no se sabe que pueda ocurrir al siguiente día, como pasó aquel 1 de noviembre del 2018.

“Esto ha dejado muchas lecciones de vida. Uno se da cuenta que era feliz con cosas tan mínimas, y ahora que no se pueden realizar uno las siente…por ejemplo cuando el profesor nos mandaba a hacer la ruedita y nos decía que no nos quedaramos sentados, y ahora que no puedo, desearía poder practicarla. Sé que vamos a salir mucho más fuertes y con ganas de disfrutar más del fútbol”, comentó.

Reconoce que todo el mundo lo llamaba al final de la temporada 2018: empresarios, periodistas y diferentes clubes que lo hacían pensar en grandes cosas. “Todo mundo llamaba y preguntaba, el nombre de moda era David Lemos; me escribían empresarios de todos lados, eso me hablaban en idiomas que ni sabía traducir, todo el mundo preguntando por mí”, recordó con una sonrisa.

La familia ha sido su gran fortaleza para soportar todo este tiempo por fuera de las canchas. Sus pequeñas Sofía y Celeste son el impulso diario para seguir luchando por los sueños. “Entré en una racha de viajes y partidos el año pasado que me impedía estar con ellas, entonces ahora aprovecho para disfrutarlas mucho más”, concluyó.

Está programado que Lemos esté recuperado en mayo próximo haciendo trabajos de campo con el equipo profesional.

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