Inicio Liga Colombiana Daniel Muñoz: De la barra, a portar la cinta de capitán de...

Daniel Muñoz: De la barra, a portar la cinta de capitán de Atlético Nacional.

Atlético Nacional perdía este miércoles 3-0 frente a Equidad en el primer tiempo. Un estadio El Campín colmado de hinchas verdolagas, pero silenciado por Pablo Sabbag en dos ocasiones.

Daniel Muñoz, quien hasta hace unos años se ubicaba en la tribuna sur del Atanasio Girardot para alentar a Nacional, es ahora el corazón y capitán. Muñoz cumplió el sueño de todo barrista en Colombia, y seguramente del mundo, y juega para el equipo de sus amores.

Este miércoles, con el 3-0 en el marcador, Muñoz ‘se puso la 10’. Alentó a sus compañeros, a los hinchas y fue una de las figuras y actores principales en la remontada del verde 4-3.

En un momento del segundo tiempo (3-3), Muñoz pareció lesionado, pero siguió. Osorio le pidió tirarse (se vio en televisión), pero el volante continuó y alentó a su equipo para conseguir el 4-3 final.

El volante luce el dorsal 2 en Nacional, ese que hizo histórico Andrés Escobar, y digno de que lo porte un jugador entregado, y porque no, hincha, como Daniel Muñoz

El primer gol de Muñoz con la camiseta verdolaga fue contra el Huila, el semestre pasado. Al anotar, el nacido en Amalfi, Antioquia, fue a celebrar con sus ex compañeros de tribuna, esos con los que viajaba por todo el país. “Era algo que soñaba, poder jugar en Nacional y gracias a Dios se me da, luego viene la posibilidad de poder marcar, ante nuestra afición y de local, para mí es algo muy bonito, algo soñado desde niño”.

Aquí la celebración de ‘Brujita’

En las últimas horas los medios locales hablan del interés de equipos de México, Brasil y Portugal. Muñoz se ha dado el lujo de vestir los colores que quiere y alentar desde la tribuna, como Dayro Moreno con el Once Caldas, ‘Carachito’ Domínguez con Millonarios, y en Europa jugadores como Manuel Neuer, fanático del Schalke 04 y Kevin Grosskreutz con el Borussia Dortmund.

Sin embargo, no son muchos los que se den el lujo de comenzar desde la tribuna y terminar jugando en el césped de su templo, su casa, su estadio.