Antes del juego la palabra imposible era la más sonada. Liverpool llegaba a la semifinal vuelta con un 3 a 0 en contra, sin Salah ni Firmino, con Van Dijk tocado, con un Messi apoteósico y contra todo pronóstico…salvo Anfield.

Anfield, casa de los ‘Reds’ ya esta acostumbrada a las hazañas, y lo de este martes fue una más en su historial.

A los 7 minutos Origi abrió el marcador tras un error de Jordi Alba. 3 a 1. Así terminó la primera mitad. El Barça llegaba pero Alisson detenía todo, y Liverpool cada vez se acercaba más.

En el segundo tiempo Andrew Robertson tuvo que salir por Wijaldum, y el resto es historia. El holandés puso el segundo y el tercero en menos de dos minutos, y emparejó el partido. El Barça cada vez estaba más caído, y la cabeza de Messi sólo miraba al suelo.

A los 79, cuando muchos ya vislumbraban los penales, Alexander-Arnold ganó un córner. Mientras todos se disponían, el inglés de 20 años cobró a riesgo y Origi de primera puso el 4 a 0 definitivo.

La pesadilla fue para los hinchas culés, que vieron nuevamente, como el año pasado en Roma, como su equipo era remontado tras una diferencia de 3 goles en casa.

El Liverpool de Jurgen Klopp, director de la orquesta red, ganó así su pase a la final de Champions League, segundo consecutivo, y esperará, ya con Salah y Firmino, al ganador de la llave entre Tottenham y Ajax.