Foto: Santiago Álvarez

Inesperada y dolorosa eliminación del Once Caldas para la afición, que inició el semestre con otro tipo de expectativas y hoy se queda con las manos vacías. A continuación, las conclusiones personales de lo sucedido:

  1. El equipo tuvo una falta total de jerarquía; después del 4-0 ante Cali todos se frotaban las manos pues la clasificación estaba ahí no más, pero no se contaba que 2 goles tempraneros: uno de Moreno en Neiva y el otro de Pereira en Santa Marta, acabaran con las aspiraciones del equipo. La falta de categoría y peso específico de sus jugadores impidió un desenlace más favorable y no 2 derrotas seguidas como las que se tuvieron.
  2. Un club con la tradición y representatividad del Once Caldas no puede quedar eliminado con un calendario tan manejable como el que se presentó al final del torneo enfrentando a equipos de la B y con poca historia. Sin embargo, increíblemente fueron los oncenos que más lo complicaron: perdió ante Cúcuta, Pasto, Huila, Jaguares, Patriotas y Unión Magdalena, y solo le alcanzó para empatar ante Bucaramanga y Alianza Petrolera. Muy duro así!
  3. Pero más allá de las derrotas inesperadas, el semestre no tuvo bases suficientes como para pensar en el éxito. Hubo malas contrataciones, se trajeron 11 jugadores, varios de ellos para una misma posición (volantes mixtos) y nunca hubo un verdadero reemplazo de Diego Arias para la posición de volante ‘5’, ni para el lugar del centrodelantero que era ocupado por David Lemos; el equipo nunca tuvo un goleador, más allá del esperanzador surgimiento de Mender García.
  4. El técnico luchó 12 partidos (10 de Liga y 2 de Sudamericana) con un esquema que nunca funcionó. El 4-3-3 jamás dio resultado este año porque no había jugadores aptos en ciertas posiciones que posibilitaran desarrollar esa idea. Cuando acertó en darle equilibrio al equipo en la mitad con un doble pivote de marca, aparecieron otros vacíos en el banco y fueron los replanteamientos de los partidos… Casi siempre cuando mejor se jugaba, surgieron los errores en el manejo de la nómina; cambios permanentemente desacertados y más adelante frases como “sigan silbando que yo sigo ganando”, cuando lo que el hincha pedía era una mejor lectura de partidos.
  5. Varios jugadores ‘sin sangre’ y con poca predisposición para aportar verdaderamente. Inolvidable falta de actitud en partidos como ante América, Pasto, Patriotas, Equidad y este último ante Unión Magdalena cuando se jugaba una final. “Refuerzos” con más pena que gloria como Jean Carlos Blanco, Carlos Lizarazo, Javier Reina, Juan José Salcedo y Elvis Mosquera; sin contar con la nula participación de Elkin Soto y Carlos Pájaro.
  6. Para ser justos hay que dejar claridad que sumado a todas esas deficiencias individuales de jugadores y colectivas del cuerpo técnico, hubo decisiones arbitrales equivocadas en momentos claves como ante Bucaramanga y Jaguares, además de lesiones en momentos trascendentales como las de Juan David Rodríguez, Mender García, Juan Pablo Nieto y David Gómez.