Once Caldas nuevamente es eliminado de un torneo internacional. Digo nuevamente porque después de ganar la Libertadores nunca hicimos algo similar.

Pensemos en algo: el sorteo nos salió favorable, o ¿alguien pensó lo contrario? Nos tocó un equipo en crisis, último de la liga paraguaya, con nuevo técnico y sin muchas herramientas dentro de la cancha. Logramos hacer un gol en Paraguay, lo cual nos daba la ventaja en Manizales, donde en la altura debíamos marcar la diferencia.

Entonces, ¿qué debía hacer el equipo? Aguantar. El 0-0 nos clasificaba, por ende los paraguayos tenían que salir a buscar hacer un gol y así dar ventajas atrás. Leímos el partido totalmente al contrario: salimos desesperados a buscar el resultado y los paraguayos a esperar y contragolpear. Y les funcionó. Por muchas razones, pero sólo doy una: atrás somos un mar de nervios, un desastre, aclarando que Correa es un gran jugador.

Me surgen varias dudas: ¿dónde quedó el equipo del semestre pasado que a los hinchas nos daba tranquilidad? ¿Dónde quedó el técnico que leía bien los partidos y gritaba en la raya? ¿Dónde está el líder dentro de la cancha que maneje los tiempos del equipo y que les haga entender que a los paraguayos no se les debe levantar el balón? ¿Hicieron la cuenta de cuántos centros tiramos arriba y cuántos de ellos perdimos?

Yo la verdad quedo muy triste. Quisiera rescatar algo bueno como para no dar tanto palo, pero… ah, bueno, sí tengo algo: es el momento de concentrarnos en la liga y ya no tener más excusas: que hay que cuidar jugadores, que tenemos torneo internacional, que ponemos la nómina alterna, que hay que darles descanso… ya no. No más de eso. Ahora sí a jugar, porque nómina tenemos. Olvídese pues.

Ñapa: donde hubiéramos hecho ese gol del primer tiempo el partido es otro, pero no entró. Fin de la historia.