El D.T y sus asistentes llegaron en septiembre del año anterior y desde entonces suman 15 puntos de 42 posibles, para un lamentable rendimiento del 35,7%.

Al principio todo era color de rosa, pues se lograron 10 puntos de 12 y el camino parecía claro con el nuevo cuerpo técnico. De ahí en adelante, todo ha sido dolor y sufrimiento para los hinchas: de los últimos 30 puntos, apenas se han sumado 5 y la curva de rendimiento descendente, parece no tener límite.

El aficionado del Once Caldas se llenó de motivos: no solo es este pobre inicio de año, sino la acumulación de temporadas anteriores sin rumbo, con errores dirigenciales, irregular conformación de nóminas y técnicos que se terminaron acomodando al deseo y necesidad de la actual junta directiva, como parece, le está ocurriendo a Hernán Lisi.

La casa ya no se respeta, el ‘Blanco’ acumula 6 partidos sin conocer la victoria en Palogrande, 4 de ellos derrota, lo que para el aficionado se convirtió en un martirio asistir al partido de turno; sin embargo, los mismos 3000 de siempre acompañan a ciegas, pero exigen un poco de respeto a su pasión y al dinero que gastan, que bien pudiera ser el sueldo de un día laboral por partido.

Pero además de los números expuestos, los planteamientos tampoco avalan el trabajo del entrenador, pues aunque se mejoró un poco ante Medellín y Santa Fe en marca, el equipo ha venido presentando un funcionamiento equivocado, con enormes vacíos defensivos y ofensivos, sin regularidad en las nóminas utilizadas y peor aún, no se ha notado el trabajo de pretemporada, donde el técnico pudo contar con la gran mayoría del grupo que actualmente conforma el plantel

El discurso del técnico cambió: antes prefería hablar en la cancha con el funcionamiento y disposición del equipo, era reservado y optaba por intervenciones cortas y concisas que llenaban de tranquilidad al aficionado. Ahora, es igual de poco resolutivo ante las preguntas de los comunicadores, pero le sumó verso, que solo genera dudas en cuanto a su trabajo.

Es cierto que Lisi no es el principal culpable de los descalabros continuos del equipo, tampoco lo eran los entrenadores que pasaron; pero cuando el carácter desaparece para acomodarse a los deseos de quien les paga, siempre el sacrificado será el entrenador de turno.

Los plazos se acaban y aunque la salida de Hernán Lisi no sea la solución del equipo, no se puede premiar con continuidad el triste rendimiento evidenciado en esta columna.

Por Cristian Hernández

En twitter, @cristianhm24