La posición de lateral izquierdo en los últimos tiempos ha generado controversia en el Once Caldas, ya que Luis Carlos Murillo, quien ha sido el dueño de dicha banda en las últimas temporadas,  es un jugador que genera mucha resistencia por parte de los hinchas debido a su irregularidad deportiva.

Pero en los primeros días de 2017 arribó a Manizales desde el sur del continente una posible solución para dicho puesto de marcador, y es el paraguayo Marcos Acosta, de 25 años, quien proviene del Rubio Ñu, elenco que milita en la primera división del fútbol guaraní.

El defensa de 25 años ha desarrollado su carrera desde 2009 en distintos clubes de su nación, con un breve paso por el fútbol portugués y retornando para defender los colores del Nacional de Paraguay, y en 2016 del Rubio Ñú, club con el cual fue titular indiscutible y disputó 41 de los 44 partidos de la Liga local en lo corrido del año, anotando su último gol el 12 de septiembre contra Libertad.

Foto: Daniel Naranj
Marcos Acosta – Foto: Daniel Naranjo

La llegada de Acosta nos hace recordar brevemente el paso de algunos paraguayos por el equipo albo en la historia reciente.

Para el segundo semestre de 2011 el blanco de Manizales se reforzó con Jorge Daniel Núñez y Guillermo Beltrán. El primero era un volante ofensivo de buena pegada que no tuvo mucho éxito en los primeros partidos pero con el pasar de las fechas fue adquiriendo nivel y terminó siendo elemento fundamental para el subcampeonato conseguido. Se recuerda pues, los dos goles marcados en Barranquilla en el partido de ida de la final contra el Atlético Junior y la anotación conseguida ante Santafé en Bogotá en el partido de vuelta de semifinal, en la cual el Once de Manizales se lograría imponer. Al semestre siguiente Núñez haría parte del Once de Pompilio Páez pero el rendimiento no fue el mismo y con un equipo de pocos resultados, el paraguayo arregló su salida del club.

Para 2013 y con la nueva dirigencia del equipo manizaleño, Núñez volvería a vestir la blanca pero este semestre no tuvo la participación y rendimiento que lo hicieron reconocer en 2011 como el mejor extranjero del fútbol profesional colombiano.

Guillermo Beltrán era un delantero centro potente y de buen juego aéreo que no tuvo mayor éxito en la ciudad de Manizales y solo se le recuerda el gol conseguido en la final vs Atlético Junior que obligó a la definición de tiros penales, donde a su turno lastimosamente falló y permitió que el conjunto de “curramba” se coronara campeón.

Al año siguiente, Beltrán disputaría los primeros partidos con el Once Caldas pero abandonaría la institución para regresar a jugar en la liga de su país.